Una selva tan podrida…
tantos animales conviviendo en hostil sufrimiento.
Tanta basura suelta,
tanto odio que envuelve nuestros recónditos corazones,
tantas mentiras que extinguen especies enteras,
tan pocos árboles que purifiquen nuestras almas, nuestras mentes, nuestros corazones, nuestros cuerpos.
Tantos hijos no deseados que desaparecen de las responsabilidades de los que se adueñan de esta selva.
Tantas vidas que pasan fugazmente invisibles hasta para los octavos sentidos más desarrollados.
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