lunes, 18 de febrero de 2008

mi cardenilla... (Diego Lopez)

una vez llego un pajaro,
vino volando desde muy lejos...
era un pajaro raro,
como distinto a todos los otros...
un pajaro que se notaba que no era de aca...

un ave con cabeza roja,
y un hermoso cuerpo entre gris y blanco...
que me contaron que viene de la familia de los Cardinalinos...
bueno, en fin, este pajarito hermoso,
era un Acá Pitá (cabeza roja segun los guaranies)...
o una Cardenilla, como mas les guste...

este pajarito es muy agil, muy movedizo...
y por sobre todas las cosas,
es un exelente pajarito cantor...
su potencia cuando canta es de las mas fuertes...
es un canto hermoso... tranquilizador... calmante...
muchos comparan sus cantos con el sonido de una flauta...
yo lo comparo con los cantos mas dulces que mi oido halla escuchado alguna vez...

este pajarito un dia se topo conmigo,
y nunca mas, a partir de ese dia, puede sacarle los ojos de encima...
me atrapo... me hipnotizo... me dejo atonito...
como sin mas que hacer que simplemente amar a este pajarito...

y ahora cada vez que lo escucho cantar me vuelve loco,
pero loco por acariciarlo, mimarlo, cuidarlo...
loco por quererlo... loco por observarlo...
una especie de locura que ni yo entiendo...
una locura muy tranquilizadora,
por saber que ese pajarito tan hermoso
va a estar siempre revoloteando a mi alrededor...
y siempre voy a tenerlo adentro mio...
dentro de mi corazon...
mi rojo corazon...

tejanas fucsias

había un muchacho que le había cogido el tranquillo a su mundo; él tenía unas orejas como antenas gigantescas y respiraba el aire de las fábricas. silbaba junto con los que sacan a pasear su soledad por las vías del tren y caminaba junto con los que no tienen dónde ir.


bailaba en el centro de las discotecas, flexionaba las rodillas más rápido que nadie, su mente volaba feliz sobre el contoneo de sus caderas y en los ojos de todas las hembras había un espejo donde él se miraba sonreír. creía que el mundo giraba cuando él movía las manos y que la Luna le pedía permiso para salir.


esperaba sentado la lluvia de pétalos de rosa sobre su frente y siempre pensó que Dios era su socio en el taconeo de sus botas. hoy es un fantasma que atraviesa la ciudad, un tetrabrick de vino de mesa en la chaqueta y dos monedas de 50 céntimos es todo lo que tiene. se rasca la barba mirándose en los escaparates y le pregunta a su imagen con un chirrido en la voz: "¿dónde dejaste las botas color Rimbaud?"

lunes, 4 de febrero de 2008

gratitud (Oliverio Girondo)

gracias aroma azul,
fogata encelo.
gracias pelo
caballo mandarino.
gracias pudor turquesa
embrujo
vela,
llamarada
quietud
azar
delirio.
gracias a los racimos
a la tarde,
a la sed
al fervor
a las arrugas,
al silencio
a los senos
a la noche,
a la danza
a la lumbre
a la espesura.
muchas gracias al humo
a los microbios,
al despertar
al cuerno
a la belleza,
a la esponja
a la duda
a la semilla
a la sangre
a los toros
a la siesta.
gracias por la ebriedad,
por la vagancia,
por el aire
la piel
las alamedas,
por el absurdo de hoy
y de mañana,
desazón
avidez
calma
alegría,
nostalgia
desamor
ceniza
llanto.
gracias a lo que nace,
a lo que muere,
a las uñas
las alas
las hormigas,
los reflejos
el viento
la rompiente,
el olvido
los granos
la locura.
muchas gracias gusano.
gracias huevo.
gracias fango,
sonido.
gracias piedra.
muchas gracias por todo.
muchas gracias.
Oliverio Girondo,
agradecido.