lunes, 18 de febrero de 2008

tejanas fucsias

había un muchacho que le había cogido el tranquillo a su mundo; él tenía unas orejas como antenas gigantescas y respiraba el aire de las fábricas. silbaba junto con los que sacan a pasear su soledad por las vías del tren y caminaba junto con los que no tienen dónde ir.


bailaba en el centro de las discotecas, flexionaba las rodillas más rápido que nadie, su mente volaba feliz sobre el contoneo de sus caderas y en los ojos de todas las hembras había un espejo donde él se miraba sonreír. creía que el mundo giraba cuando él movía las manos y que la Luna le pedía permiso para salir.


esperaba sentado la lluvia de pétalos de rosa sobre su frente y siempre pensó que Dios era su socio en el taconeo de sus botas. hoy es un fantasma que atraviesa la ciudad, un tetrabrick de vino de mesa en la chaqueta y dos monedas de 50 céntimos es todo lo que tiene. se rasca la barba mirándose en los escaparates y le pregunta a su imagen con un chirrido en la voz: "¿dónde dejaste las botas color Rimbaud?"

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